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Cirugía Cambio de Sexo: Nociones básicas

Cambio de sexo Javier Collado
Tiempo de lectura 2 minutos

Nociones básicas en cirugía de reasignación genital de hombre a mujer, genitoplastia feminizante o cirugía de cambio de sexo A pesar de lo que la gente pueda pensar o por lo menos una parte importante de la población, se trata de una intervención quirúrgica de la que hay que opinar con el máximo respeto, pues se trata de una cirugía irreversible, que te deja estéril y no exenta de riesgos en manos inexpertas.

Nadie se somete a esta cirugía por gusto, como bien saben las pacientes que llevan años en tratamiento hormonal, viviendo un rol femenino en la sociedad y escondiendo sus genitales para que no se marquen con un pantalón o un bikini. Ellas han nacido en el cuerpo equivocado y sienten auténtica vergüenza de sus genitales, ya que no se sienten identificadas con los mismos. Dicho esto, vamos a explicar someramente en qué consiste esta intervención y cuáles son los riesgos más habituales.

La cirugía comienza con la apertura del periné y la extirpación de los testículos, a continuación separamos la piel del pene de los cuerpos cavernosos, pues la vamos a conservar para revestir la cavidad vaginal. En este momento, ya podemos separar la uretra de los cuerpos cavernosos y extraer el nuevo clítoris conservando una pastilla de glande, con sus vasos sanguíneos y nervios sensitivos para preservar la sexualidad lo máximo posible. Llegados a este punto, podemos extirpar y ligar todo el tejido eréctil de los cuerpos cavernosos y del bulbo esponjoso, este paso es importante pues el hecho de no realizarlo correctamente implica que cuando la paciente se excite, le abulten los muñones de tejido eréctil donde no hayan sido bien extirpados. Ahora ya podemos comenzar con la reconstrucción del complejo genital femenino introduciendo la piel del pene en la cavidad pélvica, que previamente hemos disecado entre la vejiga y el recto, y abocando el clítoris y la uretra al sitio anatómicamente posible más parecido al de una vulva femenina.

Entre las complicaciones agudas más frecuentes tenemos el sangrado o la infección, por lo que debemos controlar las pérdidas de sangre y dar una buena cobertura antibiótica. La más temida, pero la más infrecuente, es una perforación del recto cuando se diseca el espacio donde se colocará la vagina. Las complicaciones a largo plazo nos han llegado mayoritariamente de otros centros, entre las más frecuentes observadas, son la malposición del clítoris y la uretra, clítoris de gran tamaño y muy expuesto, excesos cutáneos alrededor del introito por la expulsión parcial de la piel peneana de la vagina, orinar hacia adelante por una uretra mal abocada y salpicarse al sentarse en una taza de váter. 

Si después de leer todo esto sigues pensando que tienes que someterte a esta compleja intervención, solo te podemos aconsejar que te pongas en manos de un equipo experto y con años de experiencia, que no solo sepa hacer frente a la intervención, si no también a los complicaciones potenciales que puedan surgir durante y después de la intervención.